En el último trimestre de 2019, según los datos de previsiones de la economía Españolaelaborados por un panel de FUNCAS, el PIB se aceleró ligeramente, con una recuperación de las exportaciones que compensó una menor aportación de la demanda interna, según cifras provisionales. Esto dejaba el crecimiento en el 2% para el conjunto del año.
Los indicadores disponibles relativos a los dos primeros meses de este año 2020se señalaba, eran débiles, aunque no reflejaban en ese momento ningún impacto, por el momento, del coronavirus.
¿Donde estamos en esos momentos?. En el mejor de los casos, confinados y con nuestros seres queridos en los domicilio, asustados ante la situación sanitaria que se preveía, con incertidumbre laboral, … en definitiva, nunca habíamos vivido una situación así ni tampoco la imaginábamos. Desde un punto de vista económicoel marco base previsible sea la contracción del PIB al 15 (la mayor caída de toda Europa), mientras que la recuperación en 2021 quedaría limitada a un crecimiento del 6% del PIB. Este escenario base dibujado por el Deutsche Bank quedan lejos de las previsiones del Gobierno de España, que calcula una caída del PIB del 9,2% en el 2020 y una recuperación de casi el 7% para el 2021.
Ya tenemos una diagnostico de la situación que todos podíamos intuir hace semanas. Desde el punto de vista microeconómico, ese que nos afecta a los seres humanos en nuestro día a día, sabemos que se avecinan tiempos difíciles, muy difíciles, en donde tan importante como el acierto, es el evitar errores en una situación de crisis diferente a las vividas. Lo digo con el conocimiento y la experiencia en nuestra organización de asesores y consejeros de empresas y organizaciones y ya con varias “crisis” vividas en los últimos años. ¿Y cuales son los que prevemos y queremos que las empresas no cometan en esta etapa de nueva normalidad, que de normal no tiene absolutamente nada?.
Los vasos comunicantes de cualquier economía global, acabara provocando la ramificación del impacto. Con lo cual es el momento de pensar con calma, con estrategia a corto y medio plazo, quienes somos, que hacemos, que debemos en su caso hacer y como.
Hemos vivido momentos de paralización total, y ahora es el momento de seguir de cerca la evolución del mercado y de las potenciales ventas de ahí que la previsión de diferentes escenarios de tesorería nos permite evitar.
Ser capaces en su caso de “reinventar” el presente para tener futuro puede ser esencial ahora que las necesidades del mercado han sufrido un cambio tan drástico y en donde los importante y con valor antes, ahora puede carecer de sentido.
El tercer error es no atender la comunicación de forma prioritaria y profesional. Tanto el silencio como una excesiva emisión de información o de promoción son negativos. Oportunismo o desaparición son dos elementos a evitar de ahí que la administración de los mensajes tanto internos como externos al entorno resultan clave en una reactivación y puesta en valor de la organización. Hablar lo hace cualquiera, comunicar, no.
En un momento en el que las plantillas de profesionales de la organización han podido sufrir recortes, es también el momento de reorganizar nuestro capital humano a los efectos de la toma de decisiones. Ver que se hacia, quien y el nivel de delegación debe ser reexaminando y en su caso centralizado de forma operativa.
Es decir no dirigir tu empresa. Porque lo que deberías hacer es diseñar diferentes categorías de acciones, replanteándote los objetivos que tenias en enero de este año, para intentar minimizar las posibles consecuencias negativas de la situación que se avecina. Y no solo desde la puesta en valor de lo que hace la empresa sino también desde la perspectiva económica de presupuesto, endeudamiento y en su caso refinanciación.
Todo ha cambiado, recuerda el primer error: aceptemos una realidad y el impacto de la crisis. Archivemos, que no olvidar, aquellos que no van a mejorar nuestra facturación en el corto plazo e igualmente planteemos inversiones no previstas y que pueden se claves para el futuro de la empresa.
No nos engañemos, quien haya trabajado en casa en estos momentos, no ha hecho teletrabajo, puesto que la gran mayoría lo ha hecho de forma obligada, forzada, sin medios ni herramientas.
Obviar la tecnología en un mundo tecnológico y en donde debemos aprender a trabajar fuera de nuestros espacios habituales puede ser un error fundamental. Con gran satisfacción recuerdo los planes de teletrabajo desarrollados en el año 2019, desde la previsión y la planificación. Focalizándolos hacia la rentabilidad de la empresa y el bienestar del trabajador, y que permita una normalidad de trabajo on line y atender emergencias como las que hemos vivido.
¿Qué vendía Ud.?. Hoy en día, ¿cree que cubre una necesidad por la que los consumidores vaya a pagar… hoy?. ¿ Y su competencia?. Una visión y acción ágil frente a los cambios del mercado permite planificar y poner en marcha estrategias que permitan reiniciar el negocio o reconducirlos a “nuevas necesidades”.
Como decía al principio, vivimos y viviremos una crisis diferente que nadie podía prever. No es una cuestión de mercados sino de un virus que nos ha puesto en una posición de defensa de la salud. De ahí que (el noveno error) no deberíamos tomar decisiones de forma precipitada y ello implica también no saber afrontar desde el punto de vista de inteligencia emocional una situación tan compleja. No se trata de tener animo y esperanza, sino de tenerlas con un objetivo claro, y ponernos en marcha.
Y que saliendo de la misma su empresa, debemos pensar, mas pronto que tarde, como afrontarla desde el punto de vista de su sector, de la búsqueda de nuevos mercados nacionales o internacionales ( ¿porque no?). Recuerde planificamos a corto ( supervivencia) pero también a medio plazo ( consolidación).