Por Jose Luis Casero. Consultor especializado en gestión y comunicación/Ex Presidente ARHOE
En una reciente formación con Responsables de departamento de una gran empresa en nuestro país, abordé el tema de la flexibilidad y su impacto en un entorno tan inestable como el que estamos viviendo.
La primera cuestión es abordar su concepto y no identificarlo con empresa-teletrabajo, ya que este no de deja de ser sino un parte o un elemento para determinar la flexibilidad pero puede haber otros e incluso encontrarnos con una empresa flexible en la que no se tiene en cuenta el teletrabajo como una modalidad de prestación en la organización.
En este sentido mantener una posición cerrada , sin tener en cuenta que todo estilo de dirección tiene ventajas y desventajas, ya resulta de por si un error de dirección. Lo importante es saber quien eres, la visión del negocio y cual es tu entorno y como afecta a tu negocio.
Y esta claro que los constantes cambios del día a día que la gran mayoría de empresas afrontan, hace que el método flexible sea el mas eficiente siempre y cuando sepamos lo que tenemos entre manos y como lo vamos a gestionar para llegar al objetivo que nos hemos fijado y que puede ser diferente en cada empresa (rentabilidad, crecimiento, atracción talento etc.).
De ahí que la flexibilidad tiene que formar parte del propio ADN de los directivos y de sus equipos y que han de saber usar todos los estilos de dirección dependiendo del contexto, entorno y situación de la organización. Y esto… es fundamental que se asuma en nuestro país por las Pymes que representan la gran mayoría de nuestro PIB.
Ser flexible es ser capaz de aprovechar los cambios para mejorar la organización. Y en este sentido creo que el conocimiento incrementa de manera notable la flexibilidad de la empresa ya que no solo nos permite encontrar soluciones a nuevos problemas sino comprensión de los elementos que provocan los cambios. Eso sí, hasta que no se entienda que el conocimiento no es gratis y que la integración en la empresa va a exigir costes y sacrificios, no abordaremos la flexibilidad de manera efectiva.
Ser una empresa flexible es poseer una organización que escucha a las personas ( trabajadoras), que las aprovecha en su formación y/o experiencia, en su diversidad, y en donde la dirección dota de medios materiales e inmateriales para abordar la transformación, fomentando soluciones de inteligencia colectiva en donde los equipos cobren relevancia de manera real y efectiva.
Pero también debemos escuchar además de a nuestro publico interno , a nuestro publico externo bien sean usuarios, consumidores, clientes…. Ya que sus requerimientos van cambiando. Prever estos patrones de cambio antes que los competidores resulta fundamental, no solo para conocerlos antes sino también para ser capaces de dar las soluciones “esperadas”.
De ahí que la disposición al cambio en la tecnología resulta fundamental pero siendo consciente de que las repercusiones del cambio tecnológico pueden venir en distintas direcciones no solo para hacer y dar, sino también para ser capaz de estar en un mercado en donde la propia gestión de los contactos (de diversas partes del mundo y con diferentes percepciones) reclamará mayor flexibilidad por parte de las empresas.
La diversidad es otro de los potenciales elementos de la flexibilidad, que junto con el tiempo de prestación ( horarios flexibles) , el lugar de prestación ( teletrabajo), liderazgo flexible, innovación y gestión de las personas de la organización, serán los campos de “batalla” de las personas directivas que creen en el cambio ( o simplemente lo ven) como paradigma de los nuevos tiempos.
En los siguientes artículos abordaremos como la flexibilidad como cultura empresarial puede suponer una forma diferente de abordar los objetivos y como debe abordar la nueva forma de gestión de equipos “¿flexibles?”.
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